José Carlos Martínez

José Carlos Martínez

Director de la Compañía Nacional de Danza (CND)

“Soy disciplinado, no me altero, no temo a los problemas”.

Exclama: «¡En la gloria bendita!». Así de rotunda se muestra la gaditana Sara Baras, una de las grandes y más queridas bailarinas españolas, intentando resumir cómo se sintió protagonizando junto a José Carlos Martínez (Cartagena, 1969), nuevo director de la Compañía Nacional de Danza (CND), el dorado ‘spot’ de Freixenet para las navidades de 2011. «Era la primera vez que nos veíamos y, enseguida, nos entendimos como si nos conociéramos de toda la vida», dice Baras, que tras un tiempo centrada en su bebé, José, se mostró de nuevo, como ‘burbuja’ de rompe y rasga, ante millones de telespectadores. José Carlos Martínez -del Barrio Peral cartagenero a la gloria bendita-, despierta elogios a su paso, firme y suave, muy seguro de sí mismo. Y así se muestra ahora, derrochando templanza y a punto de someterse a su ‘bautismo de fuego’ como director de la CND, puesto al que, tras ser elegido por el Ministerio de Cultura, se incorporó en septiembre del año pasado, tras dejar el París de sus sueños rendido a sus pies. El próximo miércoles, en el Teatro de La Zarzuela, la CND presentará su primer programa a las órdenes de Martínez, cada vez más difuminado el recuerdo de su predecesor, un endiosado Nacho Duato que, lamentablemente, en los últimos tiempos nada con modos crispados entre su talento y su veneno.

LO QUE DICE

«Lo que yo hago no es algo que vaya a cambiar el rumbo del mundo, aunque haga más agradable la vida. Yo no soy médico, ni científico de la NASA»

«En la inauguración oficial de El Batel de Cartagena debería participar no solo yo, sino toda la Compañía Nacional de Danza»

«Vuelvo a España en un momento difícil y muy inquietante, pero estoy dispuesto a trabajar por la cultura de mi país con todas mis fuerzas»

Antonio Arco

“La palabra arte es muy resbaladiza. En realidad no tiene importancia en relación con el trabajo de uno mismo. Trabajo por el placer, por el placer del trabajo, y todo lo demás es asunto de los críticos”.

Manuel Álvarez Bravo