Hacia el norte y el oeste de Stirling, la puerta histórica de acceso a las Highlands o Tierras Altas, se abre este tarro de las esencias de la Escocia más romántica. Es aquí donde es más probable que llegue a oír hablar en gaélico y de donde proceden esas señas de identidad que han contagiado de tal forma al resto del país y que han llegado a nuestros días convertidas en el paradigma de lo escocés.
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