Tierra del Fuego, territorio extremo
Texto: Maica Rivera
Fotografía: Miguel Berrocal
Isla Grande de Tierra del Fuego es una ínsula perteneciente al archipiélago Tierra del fuego, la superficie terrestre habitada más austral del planeta. Se particulariza por poseer un terreno inabarcable, por el cual, discurren carreteras sin más visión que kilómetros de tundra bordeada por aguas gélidas y grisáceas.
En 1520 la isla fue descubierta por los europeos, quienes creyeron que el litoral avistado formaba parte de un continente –inexistente, como se demostró con el tiempo– que se extendía hasta el Polo Sur. Transcurrió casi un siglo hasta que una exploración confirmó que “se terminaba la tierra y se abría un gran mar…”.
Sea como fuere, estas tierras parecen estar envueltas en la incertidumbre geográfica, ya que aún hoy, se discute si las aguas que bañan el sur de su costa son parte de un océano, el Antártico…
… definida su extension desde el año 2000, la decisión no fue ratificada, y esta “masa” de agua que circunda el mundo de forma completa, podría ser el análogo de la existencia de un continente –Terra Australis– que jamás existió en la Tierra.
Lo que sí es cierto es que el archipiélago, por su infinidad de islas de diferente tamaño, forma una complicada red de canales en la que desembocan decenas de ríos que surcan una tierra que, a pesar de llamarse Tierra del Fuego está “inundada” de agua.
El nombre Tierra del Fuego
La expresión Tierra del Fuego sugiere al viajero un destino fascinante a los confines del mundo, y así es, pero no solo por estar situada “abajo” del globo, sino porque con su historia refleja que hubo un tiempo en que el orbe nos era desconocido.
Las islas fueguinas han estado habitadas desde hace unos diez mil años. Su población indígena fue conocida durante siglos con el único nombre de fueguinos.
El archipiélago fue hallado por la expedición de Fernando de Magallanes en la búsqueda de una ruta para el comercio marítimo, que derivaría en la primera vuelta al mundo entre 1519 y 1522.
La primera visión que los colonizadores europeos tuvieron de Isla Grande de Tierra del Fuego, fue la de unas costas llenas de constantes fogatas en la noche e incluso en el día, pues era la manera en la que los hombres que la habitaban se protegían del frío austral. Solo el fuego de las hogueras les mantenía calientes ya que apenas cubrían sus cuerpos con ropa.
… Desde los barcos avistaron columnas de humo en línea a lo largo de todo el litoral… Los marineros se referían a esa tierra como Tierra del Humo.
Era el año 1520 cuando Fernando de Magallanes contemplaba esa imagen; ante su descripción, Carlos I de España denominó a la isla Tierra del Fuego.
Lo que no debió de suceder
Tras la independencia de Chile y Argentina, en 1876, la soberanía de la isla se dividió con una línea imaginaria para ambas.
… En una isla que antaño se pensaba era parte de un continente inventado, se dibujó una frontera… Ignorando u olvidando, que los indígenas eran los propietarios.
En 1881 comenzaron a llegar a Tierra del Fuego buscadores de oro. Los inmigrantes utilizaron innombrables métodos para conseguir extraer a la tierra el codiciado metal, entre ellos el genocidio de la población autóctona. Es por ello que apenas quedan descendientes de aquellos que durante milenios amaron esta tierra.
… Surcada de ríos, con forma geométrica de triángulo, inhóspita por su clima, cautivadora por su belleza…
Misteriosa, y, con diversas preguntas que a lo largo de su historia aún no se han contestado, Tierra del Fuego no quiere olvidar a los aborígenes que la habitaron.
Isla Grande de Tierra del Fuego, territorio extremo
Al pisar Tierra del Fuego, un frío viento envuelve introduciéndose por la ropa, enredando los cabellos y helando el aire que se respira.
El cielo al estar cubierto de nubes modifica todos los colores: el del océano en un gris azulado, el de la tierra en un ocre verdoso grisáceo, el del aire en un estampado lleno de partículas de roca, de gramíneas, incluso de nieve y de lluvia… La causa es su característico viento, que todo lo mezcla, cual paleta de pinturas.
Decenas de excursiones se pueden realizar en Isla de Fuego: Porvenir, Ushuaia, Río Grande, Lago Fagnano, Cerro Castor, Lapataia… En ellas se descubren paisajes de salvaje y singular belleza que recuerdan que aún existen lugares en la tierra que proyectan una luz desconocida. En ninguna otra parte del mundo la dureza del clima está tan unida a la majestuosidad de la naturaleza como en este territorio extremo.
… Circulo por una carretera hacía Bahía Inútil, peculiar nombre que queda en la mente como una declaración de intenciones. A mi derecha agua grisácea marina, a mi izquierda indómita tundra; al frente terreno inabarcable que parece no tener finalidad alguna, pues nada en él cambia. Imagino que hace siglos las hogueras en la playa habrían hecho aun más fascinante esta ausencia de todo y desbordamiento de nada.
La promesa de una experiencia única
Me advirtieron que en Tierra de Fuego tan solo hallaría como testigo del pasado la naturaleza más pura, pues exterminaron a los indígenas. Pero existe un parque con unas criaturas: los Pingüinos Rey. Ellos abandonaron hace miles de años estas islas como si presintieran lo que sucedería…
Estos animales regresaron hace escasamente una década, sin explicación alguna, convirtiéndose en un reclamo para los turistas y en una incógnita para aquellos que los estudian.
Existe la creencia de que en el pasado convivieron con los originarios de la isla durante tanto tiempo que se entendían con miradas, y que si los contemplas, percibes que esta tierra, esta isla, se siente dolida…, que no se considera “descubierta”, aunque sí invadida.
Frente a ellos, se percibe que todo lo que mostrará Tierra del Fuego, será una experiencia salvaje y única, por ser esta isla una de las zonas más intocadas y puras del planeta.
Un abrazo.
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