Un lugar en el Bosque
Al realizar estás imágenes en seguida me vino a la cabeza un hermoso cuento muy que se titula; “Un lugar en el bosque”, que se encuentra publicado en el libro “Cuentos para pensar” de Jorge Bucay, un libro muy recomendable para muchos de nuestros momentos, en los una lectura de un cuento nos hará pensar que podemos realizar todos nuestros deseos, aquí os dejo el cuento, para que lo disfrutéis como yo al leerlo, con el deseo que se cumplan, como cuando hacía el fuego a su manera el rabino Baal Shem Tov.
Esta historia nos cuenta de un famoso rabino jasídico: Baal Shem Tov.
Baal Shem Tov era muy conocido dentro de su comunidad porque todos decían que él era un hombre tan piadoso, tan bondadoso, tan casto y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba. Se había hecho una tradición en este pueblo: Todos los que tenían un deseo insatisfecho necesitaban algo que no habían podido conseguir iban a ver al rabino.Baal Shem Tov se reunía con ellos una vez por año, en un día especial que él elegía. Y los llevaba a todos juntos a un lugar único, que él conocía en medio del bosque. Y una vez allí, cuenta la leyenda, que Baal Shem Tov armaba con ramas y hojas de una manera particular y muy hermosa, y entonaba después una oración en voz muy baja…, como si fuera para él mismo.
Y dicen…
Que a Dios le gustaba tanto esas palabras que Baal Shem Tov decía, se fascinaba tanto con el fuego armado de esa manera, quería tanto a esa reunión de gente en ese lugar del bosque…, que no podía resistir el pedido de Baal Shem Tov, y concedía los deseos de todas las personas que ahí estaban. Cuando el rabino murió, la gente se dio cuenta que nadie sabía las palabras que Baal Shem Tov decía cuando iban todos juntos a pedir algo…
Que a Dios le gustaba tanto esas palabras que Baal Shem Tov decía, se fascinaba tanto con el fuego armado de esa manera, quería tanto a esa reunión de gente en ese lugar del bosque… que no podía resistir el pedido de Baal Shem Tov y concedía los deseos de todas las personas que ahí estaban. Cuando el rabino murió, la gente se dio cuenta que nadie sabía las palabras que Baal Shem Tov decía cuando iban todos juntos a pedir algo… Pero conocían el lugar en el bosque. Sabían como armar el fuego. Una vez por año, siguiendo la tradición que Baal Shem Tov había instituido, todos los que tenían necesidades y deseos insatisfechos se reunían en ese mismo lugar del bosque, prendían el fuego de la manera en que habían aprendido del viejo rabino, y como no conocían las palabras cantaban cualquier canción o recitaban un salmo, o solo se miraban y hablaban de cualquier cosa en ese mismo lugar alrededor del fuego.
Y dicen… Que Dios gustaba tanto del fuego encendido, gustaba tanto de ese lugar en el bosque y de esa gente reunida… que aunque nadie decía las palabras adecuadas, igual concedía los deseos a todos los que allí estaban. El tiempo ha pasado y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo…
Y aquí estamos nosotros.
Nosotros no sabemos cuál es el lugar en el bosque.
No sabemos cuáles son las palabras…
Ni siquiera sabemos cómo encender el fuego a la manera en que Baal Shem Tov lo hacía…
Sin embargo hay algo que sí sabemos:
Sabemos esta historia,
Sabemos este cuento…
Y dicen…
Que Dios adora tanto este cuento…
Que le gustaba tanto esta historia…
Que basta que alguien la cuente…
Y que alguien la escuche…
Para que él complacido, satisfaga cualquier necesidad.
Y conceda cualquier deseo a todos los que están compartiendo este momento…
Así sea…
2 Comments
Que cuento más lindo, yo pido ahora un deseo y es que Miguel Berrocal no deje nunca de fascinarnos con la magia de sus fotografías.
Muchas gracias Olga, siempre es un placer para mi conseguir que te sigas fascinando con mis imágenes…