Jerusalén es la ciudad judía por excelencia. Todos los ojos y los anhelos de cualquier judío, viviese éste donde viviese, estaban puestos en su ansiada ciudad santa. Jerusalén estaba situada en tiempos de Jesús en lo que fue la provincia romana de Judea, que primero perteneció a un rey súbdito de Roma y luego pasó a ser dirigida por un procurador. Jerusalén ocupaba una situación más bien hacia el sur con respecto a todo el territorio judío. Políticamente la provincia de Judea, y demás provincias judías estaban sometidas a la autoridad del gobernador de la provincia de Siria, y dependían de ella.
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