Antes de comenzar quisiera comentar que mi primera intención en este viaje era ir mostrando por donde iba, publicar una imagen cada día como hasta ahora he hecho siempre con su comentario correspondiente, pero ha sido imposible, mi página, es decir este blog, no podía abrirse en China, estaba siendo censurado, imagino que yo no soy peligroso, ni políticamente incorrecto para el gobierno chino, sino todas las páginas personales tipo blogs sí que deben serlo, mejor caparlas y mantener de paso en la ignorancia al pueblo chino. Tenía internet en todos los hoteles por donde iba, podía abrir mi correo, podía navegar por todas las páginas como abc.es, aunque tardaba una eternidad en abrirse y así me informaba de la actualidad, podía leer de las andanzas de Contador en el tour, la gripe A, o los tristes atentados, estaba informado, pero no mi blog. Estaba siendo censurado por el régimen comunista chino. Yo, y más de mil trescientos millones de chinos que no pueden tener su blog personal donde poder comunicarse, o por lo menos blogspot, las demás páginas personales no tengo ni idea. Ahí tuve la primera percepción de un estado ausente de libertad, que teme y mucho internet. Como dijo Deng Xiaoping: “Para que China progrese hay que abrir las ventanas, incluso si entran moscas, pero hay que cerrarlas inmediatamente después”,. Y eso hacen.
Mi primera impresión de China o de Pekín fue la sorpresa de ver un gigante despierto, una ciudad enorme, aunque sirva de tópico, con muchos chinos, había chinos por todas partes, muchos, donde mirases, una ciudad caótica, un tráfico infernal, nada comparable a lo que yo haya visto antes, a excepción del Cairo. Peatones, ciclistas, motociclistas, camiones, autobuses y coches se cruzan sin parar, un caos que sólo ellos entienden, respetan y organizan, un horror para mi visión occidental.
Comenzamos visitando el Templo del Cielo (Tiang Tang) Pekín, es el mayor templo de su clase en toda China, su construcción data del año 1420, y tanto la dinastía Ming como la Qiang lo utilizaban para rogar por las cosechas en primavera, y dar gracias al cielo por los frutos obtenidos en otoño. Desde 1998 está considerado como Patrimonio de la Humanidad.
Fue la primera y única vez que vimos el azul de Pekín.
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