Rodeando la isla de Noss, un pequeño islote de las Shetland que sirve de refugio a más de 100.000 parejas de aves marinas, una foca nos iba vacilando. Sacaba la cabeza del agua y la escondía, burlando el objetivo de la cámara. Entonces sonó el móvil del compañero. “Perrea, perrea”. Peajes de nuestro tiempo: te localizan aunque estés perdido en el culo del mundo. “El chiki chiki mola mogollón…”. Una de las tripulantes del pequeño barco pesquero en el que íbamos, probablemente nieta del patrón, se nos quedó mirando extrañada al escuchar la sintonía del teléfono. “Es la canción española para el festival de Eurovisión de este año”. Y se la pusimos entera. Para qué queremos más: risas, bluetooth y envío a las amigas. “¿Peguea peguea?“. “Hacer el perro, vaguear…”. No terminaba de entenderlo. “Live like a lazy dog”. Más risas. Le informamos de que podía ver el vídeo en YouTube. Luego pensé que el primer contacto que probablemente iba a tener esa chica con la “cultura” española era Rodolfo Chikilicuatre. Qué imagen. La foca asomó otra vez. Un segundo, o dos. Así estuvo jugando con nosotros un buen rato hasta que la cazamos. Luego vimos a sus congéneres tumbadas en unas rocas, gordas, perezosas, pasando de todo. Perreando.
Foto Miguel Berrocal
Texto Miguel Á. Barroso
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