El cabo de San Vicente, donde, según dijeron los romanos, el sol hace hervir el mar cada tarde. Y es que las puestas de sol aquí son maravillosas… Mientras tanto, el faro del cabo, con sus 62 metros de altura, pierde su luz millas adentro en el Atlántico.
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Buen giro a tu blog… pero no abandones otras bellezas igual de naturales