No hay cosa que más divierta a grandes y a pequeños que las interminables montañas rusas, o en este caso americanas. Lo peor, que a los más, pero más pequeños siempre se quedan fuera mirando como papá o mamá se divierten mientras ellos esperan su llegada con la nariz llena de mocos, y los ojos vidriosos por no haber disfrutado ellos también…
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