Durante los siglos XV y XVI, Dubrovnik, una pequeña franja de la costa y las islas cercanas formaban la denominada República de Ragusa, un próspero Estado que competía con Venecia y otras grandes metrópolis costeras por el control del comercio en el Mediterráneo. Fue la época dorada de la ciudad, que presumía de tener una de las flotas navieras más importantes de Europa, y de tener consulados marítimos en más de 50 ciudades del Mediterráneo y del mar Negro
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