Dicen que del sufrimiento surge el arte. Pocos trabajos tan sufridos como el de becario. Máxime cuando no eres más que un niño y el explotador es tu propio padre. Por eso el efecto que tiene en los niños el aburrimiento puede llegar a originar algo inaudito: un dibujo inusual, una sorprendente obra maestra… O puede que no. En este caso, nos conformamos con un flashazo al tirano. Bienvenido a la república independiente de mi casa, viejo.
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