Su fama de pueblo divertido, cálido, de corazón porque el tiempo aquí es muy malo, y hospitalarios les precede, al igual que sus historias de clanes y fantasmas, monstruos de lagos llenos de bruma, sus estampas de castillos sobre estampas de cuento, dignas de un recuerdo en cualquier álbum familiar y de gaiteros luciendo pantorrilla bajo la falda escocesa, el Kilt, mientras se ganan unas libras tocando por la calles muertos de frío.
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