La ciudad santa era, como muchas ciudades importantes de la época, una ciudad amurallada. La totalidad del núcleo urbano aparecía rodeado de un muro que le daban un aspecto alargado de norte a sur. La parte septentrional contaba con dos muros, uno dentro del otro: el primer muro norte o viaducto, que partiendo de la cara oeste del Templo llegaba hasta la fachada norte del palacio de Herodes y los comunicaba a ambos por el pasaje superior del muro; y rodeando éste, y abarcando una amplia zona hacia el norte, el segundo muro norte.
Leave a reply