La verdadera historia de las Médulas;
Las lágrimas de Borenia llenaron el lago de Carrucedo.
Cuenta la leyenda que alrededor del Tejo, árbol sagrado de los astures, los guerreros celtas celebraban su ritual de guerra, implorando protección y fortaleza a los espíritus, a la espera de entrar en batalla con los romanos. Poco después se produciría la batalla, en la que Medulio murió atravesado por un rayo. Fuerza natural que fundió sus tesoros y los esparció en pepitas por toda la montaña. Borenia era la hija de Medulio, y de la que el general romano Carisio estaba perdidamente enamorado. De este modo, después de la derrota de sus legiones juró vencer a los astures, costara lo que costara.
Una fría noche la muchacha Borenia, siguiendo los consejos de su padre, huyó al bosque donde tras largo rato de espera, la angustia y la incertidumbre la asoló. Al rato apareció Casirio quién diciéndole que los dos pueblos habían firmado la paz logró seducirla a la ingenua muchacha.
A la mañana siguiente Borenia regresó a su pueblo, comprobando con sus atónitos ojos que su pueblo había sido sometido y esclavizado por los romanos.
Tanto lloró la bella Borenia que sus lágrimas inundaron poco a poco aquel valle, hasta formar un lago cuyas aguas arrastraron su cuerpo. Su espíritu se transformó en una ondina, la ondina Caricea. Desde entonces, allí habita el espíritu de Borenia, y no son pocos los que aseguran haberla visto peinando sus cabellos dorados a la orilla del lago en las noches de San Juan.
Una fría noche la muchacha Borenia, siguiendo los consejos de su padre, huyó al bosque donde tras largo rato de espera, la angustia y la incertidumbre la asoló. Al rato apareció Casirio quién diciéndole que los dos pueblos habían firmado la paz logró seducirla a la ingenua muchacha.
A la mañana siguiente Borenia regresó a su pueblo, comprobando con sus atónitos ojos que su pueblo había sido sometido y esclavizado por los romanos.
Tanto lloró la bella Borenia que sus lágrimas inundaron poco a poco aquel valle, hasta formar un lago cuyas aguas arrastraron su cuerpo. Su espíritu se transformó en una ondina, la ondina Caricea. Desde entonces, allí habita el espíritu de Borenia, y no son pocos los que aseguran haberla visto peinando sus cabellos dorados a la orilla del lago en las noches de San Juan.
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que bonito que color