Texto: Maica Rivera Fotografía: Miguel Berrocal
“Ames a quien ames, Madrid te quiere”. Fue la frase lanzada a escala mundial en 2017 por la capital española.
Dentro del barrio de Justicia, en el Distrito Centro de Madrid, se encuentra la zona conocida por Chueca, la cual toma su nombre de la plaza y el metro dedicados al compositor Federico Chueca. Es considerada el primer espacio de representación de la diversidad sexual en España.
Chueca, de carácter cosmopolita y sin perder parte del original estilo castizo de la capital madrileña, se consolidó como «barrio» gay a finales de los noventa. No obstante, la presencia homosexual, bisexual y travesti en el lugar, se remonta a los años sesenta cuando aún estaba en vigor la penalización de la homosexualidad; en esa misma década se comenzó a utilizar en la literatura la expresión “salir del clóset”.
Fragmentos de lo ocurrido
Madrid ofrece la posibilidad de perderse en barriadas que hicieron historia, sitios como el Barrio de las Letras, Malasaña o Chueca, se han convertido en puntos de interés para aquellos que buscan respuestas a lo que somos y a lo que fuimos.
En un intento de comprender la importancia de Chueca y de lo que representa, ya que es algo más que un lugar de encuentro, es necesario retroceder en el tiempo, bucear en los viejos periódicos y revistas que nos traen los ecos de la época.
Entre 1960 y 1976 no se halla ninguna mención acerca de la presencia gay o travesti, pero a partir de 1976, a raíz de unas redadas y clausuras de bares, se describe el lugar como inseguro y habitado por un mundo marginal.
Desde el año 1987 a 1990, en un momento en el que la discriminación hacia los enfermos de SIDA aumentó el rechazo y violencia contra las personas que eran diferentes, numerosos artículos subrayan la participación gay en la delincuencia callejera y se presenta la plaza de Chueca como una de las zonas más conflictivas de la ciudad.
A partir de 1990 las viejas tiendas se sustituyen por boutiques modernas, peluquerías, galerías de arte, teatros… y se publican varias notas de la revitalización comercial de la plaza y calles aledañas. Desde mediados de los noventa el empuje emprendedor e innovador de muchos de los que allí vivían hizo renacer el «barrio», hasta convertirlo en referencia y ejemplo de que la diversidad enriquece cuando florece en libertad.
La esencia de Chueca
Durante el periodo de tiempo descrito hasta nuestros días, Chueca siempre ha estado habitada por la comunidad LGBT, eso no ha cambiado nunca. Quizá, para entender cómo y por qué se produjo la transformación del ambiente, haya que recordar que eran perseguidos como delincuentes –herencia de la ley franquista de vagos y maleantes– y que tampoco podían constituir una familia –el matrimonio gay no se aprobó hasta el 2005–… Silenciados y oprimidos tenían que callar, descendiendo a la oscuridad mas profunda.
Cuando ellos consiguieron ser oídos, crearon y construyeron, proporcionando a Chueca una nueva vida. Ahora, al pasear por sus calles, se percibe no solo su belleza castiza sino la fuerza y determinación de los que lo habitan.
Las raíces que lo habitan
Algo que caracteriza a Chueca son sus balcones. Las banderas que los singularizan y adornan anuncian que es un reino diferente, con otras leyes, otros gustos… otros modos.
Sorprende y fascina la estación de metro que da salida a la plaza de Chueca, pues asemeja a un enorme arcoíris de seis colores que representan una apología de la libertad.
…Las escaleras mecánicas suben interrumpidamente, y como si fuera un velo que cae, se va descubriendo el rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta; es un «estandarte» de tonalidades que se ha hecho ya universal. Recuerdos que evocan un camino multicolor en el que Dorothy –El maravilloso mago de Oz– creía hallaría un mundo diferente y mejor.
El barrio acoge. Nadie cuestiona ni intimida. Tráfico, gente, bullicio. Calles estrechas menos conocidas que la plaza de Chueca custodian el mundo de los que entienden. Edificios antiguos se funden con estilismos que los particularizan.
Chueca es testimonio de que la homosexualidad también es castiza, de que ha existido en todas las épocas y, que lo único que ha cambiado es nuestro modo de percibirla.
Quizá en Chueca lo que más buscan aquellos que lo visitan no sea el ambiente, sino «la verdad» que los enraíza, es decir, conocer cómo era antes la vida.
El «barrio» se recorre fácilmente, ya que no existen grandes distancias en un espacio que aislaba y escondía; ocultarse de forma voluntaria era normal cuando la homosexualidad era perseguida.
El clóset
Él, o ella, tiene la certeza de que no debe de abandonar el camino de las baldosas amarillas y avanza día a día. Aunque la dificultad del camino le angustia y mortifica.
Ella, o él, intentó ignorar quien era, pero al hacerlo enloquecía, por ello, decidió enfrentarse a batallas internas que agotan y extenúan. La estrechez del clóset… inexistencia de palabras adecuadas para describir tal pesadilla.
Ellos, pudieron habitar en tiempos pasados o en nuestros días… pues el armario que antes era una celda, hoy, si bien no es prisión forzosa, sigue siendo una cárcel de difícil salida.
Estimado lector, la capital española fue clara cuando fue elegida para la celebración del World Pride 2017: “Ames a quien ames, Madrid te quiere”…, y Chueca murmuró: “no siempre fue así, pero por nosotros, siempre has sido querida”.
“Nadie escoge su amor, nadie el momento, ni el sitio, ni la edad, ni la persona…”
Un abrazo.
https://maicarivera.com/madrid-chueca-el-closet-mas-castizo/
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