Ya en aguas del seno Almirantazgo nos topamos con las primeras muestras de la fauna de estas apartadas regiones. Las colonias de elefantes marinos en la bahía Ainsworth, rodeadas de bosques subantárticos, y las de cormoranes y pingüinos magallánicos en los islotes Tuckers constituyen un espectáculo tan salvaje como insólito.
Aquí, en la Tierra del Fin del Mundo, todo resulta singularmente anormal. Uno pasa de la sorpresa inicial al pasmo sostenido; luego a la emoción y, finalmente, a la devoción que expresan las palabras de Neruda: «Bajo los volcanes, junto a los ventisqueros, entre los grandes lagos, el fragante, el silencioso, el enmarañado bosque chileno». Así comienza el poeta a confesar que ha vivido. Y añade más adelante: «Quien no conoce el bosque chileno no conoce este planeta».
Javier Jayme
“La fotografía del paisaje es la prueba suprema del fotógrafo, y a menudo la decepción suprema”.
Ansel Adams
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