La fundación de un primer monasterio dedicado a San Juan Bautista se sitúa entre los años finales del siglo IX o principios del X, pero será en el siglo XI cuando San Juan de la Peña alcance su momento de mayor importancia histórica, convirtiéndose incuso, en el primer panteón de Reyes de Aragón.
El monasterio de San Juan de la Peña es también punto de referencia en el Camino de Santiago Aragonés, la tradición cuenta que en épocas medievales acudían numerosos peregrinos a admirar la más importante de sus reliquias, el preciado “Santo Grial”. Se narra que traído a estas tierras oscenses por San Lorenzo, el Cáliz comenzó una peregrinación por distintos parajes religiosos del Pirineo, como consecuencia del peligro que suponía la notable presencia musulmana en la península.
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