A Stoker la sonoridad de este nombre le gustó, al principio su vampiro se llamaría “Conde Wampyr”, y decidió llamarlo “conde Drácula”, aunque no conocía nada sobre la vida del verdadero Tepes. En realidad la novela no tiene ninguna relación con la vida de Vlad Tepes, y haríamos mal relacionando a esta figura histórica con el personaje de Drácula.
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