Para no olvidar Todavía conservo el sitio de mi recreo grabado en la memoria. Se esconde en ese lugar del cerebro donde he recluido, bajo siete llaves, esos recuerdos que dejan una huella indeleble. Recupero el primer archivo. Lleva un epígrafe que dice “No borrar bajo ningún concepto”. Lo abro y me veo jugando frente un lago helado en Copenhague. Detrás de mí hay un edificio con un cartelón. Entonces era incapaz de leerlo. Ni eso ni otra cualquier cosa. Debía tener cinco años. Ahora sé lo que decía: “kinder garden” o algo muy parecido, escrito en danés. Fuego a discreción con bolas de nieve. No tengo piedad: hermanos, transeúntes… disparo a todo lo que se mueve desde la orilla del lago. Recupero otro fotograma y aparezco escoltado por un hermano mayor, hoy un gran tipo pero entonces un poco borde y luciendo galones de ordeno y mando. Me lleva agarrado del cuello desde donde vivo hasta el “Maravillas”. A veces logro despistarle y antes de ir a clase tengo tiempo suficiente para colocar una hilera de chapas de “fanta” y “pepsi” al paso del tranvía del Paseo de la Castellana. A pocos metros de allí, poco después, sufriré mi primera caída en bici (¡Mierda, olvidé como fue!). Ojeo el siguiente archivo y en mi mano aparece una bolsa de canicas transparentes. Suena la bocina de los menesanios, se abren las puertas del colegio y emprendo camino hacia la playa de la Atunara, al pie del Peñón, pateando piedras y todo objeto redondo que encuentro a mi paso. He ganado mucho en altura, ya no visto pantalón corto y mi guardaespaldas (ese hermano tan mandón) ya no aparece en la imagen por ninguna parte. Recupero un último fotorecuerdo de mi niñez. Me veo saltando el muro de un colegio en Amman. He aprovechado un descuido para escaparme. Soy el único chaval extranjero y estoy preso de una obsesión que explica mi fuga: la compra de sellos jordanos, libaneses y sirios para mi incipiente colección. Cosas de los 14 años, irrepetibles y fantásticas. Alberto Aguirre de Cárcer
Subdirector de ABC
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LA foto tiene algo, por un lado la rueda, el mini ecosistema infantil atrapado en un clik!!. El texto es colarse a flashes en la infancia de un desconocido, hondo pero mesurado, pleno pero frío.