Una vez fuera de las murallas, y tras observar algunas de las puertas de entrada a la ciudad (Portas de Portugal, y Porta do Postigo), no deje de visitar el Forte da Ponta da Bandeira, construido en el siglo XVII para defender la entrada del puerto de piratas y flotas hostiles. En su interior se encuentran tiendas en las que podrá degustar los dulces típicos del Algarve y un restaurante de cocina tradicional. También merece la pena visitar la capilla de Santa Bárbara, con azulejos del siglo XVII, y museos de la época de los Descubrimientos. La ciudad de Lagos está rodeada de magníficas playas: Meia Praia y Alvor al este y, en dirección opuesta, D. Ana y otros arenales que se extienden hasta la Ponta da Piedade, donde el mar ha esculpido extras y fantásticas esculturas rocosas. En la orilla izquierda hay una moderna y muy bien proveeda marina.
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