Nos trasladamos por fin a Lagos, tras dejar atrás Portimâo y la playa de Rocha, tomando la carretera de circunvalación de Lagos y después una estrecha carretera llegamos a la Ponta da Piedade, con formas tan sorprendentes como sugestivas, es uno de los parajes más hermosos de la zona. Desde este punto y hasta Sagres por el litoral se van sucediendo los acantilados, culminando en la punta de Sagres y el cabo de San Vicente. Sagres cuenta siempre con animación en sus calles peatonales y las buenas vistas desde la punta de Sagres y promontorios rocosos cercanos son muy interesantes. La zona está salteada de fortalezas visitables de gran interés.
Se llega al final de la ruta, el cabo de San Vicente, hay una cierta impresión de tierra del fin del mundo, imagen acompañada por el faro que allí se encuentra, a lo que hay que añadir las mareantes vistas sobre el Océano Atlántico y las olas rompiendo en el acantilado; el faro es visitable y la zona es parque natural por lo que debéis tener cuidado con el entorno.
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