Escocia es un buen lugar para las persecuciones. Uno puede perseguir la luz crepuscular reflejándose en un lago, las ruinas de un castillo, las soledades de las tierras altas, los frailecillos en un acantilado y un trago de whisky de malta detrás de un trago de cerveza. A veces puedes perseguir unos pasos, pedirles que se paren y fotografiarlos. Estos fueron capturados en una feria de turismo en Edimburgo, un escaparate de tentaciones. La portadora, con fingido enfado, nos dijo que para qué se había arreglado tanto sí sólo nos habíamos fijado en sus zapatos. Falso. Nos fijamos en todo lo posible (y lo imposible) desde los ojos hasta los pies, pero el conjunto se quedó en exclusiva para nuestra mirada.
Texto: Miguel A. Barroso
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