La lluvia en Madrid es una maravilla, limpia las calles, y la atmósfera, de paso también llena los pantanos y aleja el fantasma de la sequía. Lo malo, se inunda la M-30 y estamos en plena campaña electoral.
La lluvia en Madrid es una maravilla, limpia las calles, y la atmósfera, de paso también llena los pantanos y aleja el fantasma de la sequía. Lo malo, se inunda la M-30 y estamos en plena campaña electoral.