1 de julio del 2018
La Plaza de San Marcos, Venecia
Maica Rivera
Fotografía Miguel Berrocal
La plaza de San Marcos se remonta al siglo IX, cuando el dux abandonó el barrio de Malamocco y decidió que esa ubicación era el mejor sitio para establecer su residencia y los asuntos de gobierno, ya que allí confluían las principales vías del agua.
Desde su origen, incluso cuando todavía era un pequeño espacio dividido por un canal del río Batario, se convirtió en punto neurálgico de Venecia.En ella, se realizaban reuniones, celebraciones…
Existe un refrán popular que dice: “si las paredes hablaran”… En la plaza de San Marcos, las “paredes”, es decir, los edificios históricos que la rodean, hablan. Narran la historia de lo que fue llamado “el más bello salón de Europa”, recordando que en un principio tan solo era una extensión de la Basílica de San Marcos y del Palacio Ducal, hasta llegar a convertirse en esta inmensa plaza de ciento ochenta metros de largo por setenta de ancho.
Los edificios que la “envuelven”
En el siglo XII tras unas reformas y ampliaciones en las que se “enterró” el canal que la dividía en dos, la plaza adquirió su tamaño actual. En torno a ella se fueron edificando: la Torre del Reloj, la Procuradoría Antigua, el Ala Napoleónica, la Procuradoría Nueva, el Campanario de San Marcos –situado en una esquina–, la loggetta y la Biblioteca Marciana.
Los edificios que la “abrazan” forman parte inseparable de su singularidad y belleza, e incluso la peculiaridad del Campanile –independiente del templo de la Basílica–, desprende un halo de intriga al recordar la necesidad que existía de dotar a la ciudad de una torre de vigilancia para proteger el muelle de incursiones de piratas.
El Campanile
La construcción del campanario se inició, al igual que la plaza, en el siglo IX, y fue pieza tan importante en la vida de los venecianos que cuando en 1902 se desplomó desapareciendo por completo, su reconstrucción se dispuso según esta famosa frase:dov´era e com´era, “donde estaba y como era”. Así en 1912 cuando se inauguró el nuevo campanario era una replica exacta del que había sido parte de la historia de Venecia…
… Las cinco campanas tañeron aquel día. Ellas, con nombre propio, Marangona, Renghiera, Nona, Mezza Terza y la Trottiera, repiquetearon olvidando su sonido y función habitual dejándose llevar por la satisfacción de volver a coronar el cielo de Venecia.
Este tipo de campanarios separados, exentos, es muy usual en los paisajes de Italia.La catedral de Florenciaposee un bello ejemplo, así como otras ciudades y pueblos. Pero solo desde el de la Plaza de San Marcos se realiza algo tan bello como El Salto del Ángel.
La Plaza de San Marcos durante el “Acqua alta”
La base del Campanile esta situada en el punto más bajo de Venecia, así como toda la Plaza de San Marcos, por ello, durante el fenómeno del Acqua alta es lo primero en inundarse, cambiando completamente toda la imagen de la plaza…
… Desaparece el pavimento de piedra oscura volcánica y blanca, pues el agua cubre cada centímetro. Se instalan pasarelas de madera provisionales que asemejan pequeños puentes…
Tiene su encanto y atractivo el ver La Plaza de San Marcos inundada, no en vano Venecia es ciudad de puentes y agua. Esa es su mayor peculiaridad y magia.
El Acqua alta sucede entre el otoño y la primavera, existiendo factores que la potencian, como la luna llena –marea alta– y un viento fuerte desde el mar Adriático, que contribuye a que las corrientes marinas entren en la laguna veneciana.
Si bien es cierto que a los turistas el Acqua alta impresiona, no interrumpe el ritmo de la vida veneciana.
La plaza, cual fémina engalanada
Al caminar por Venecia, esperamos encontrar tras escasos metros un puente, una callejuela, o un canal que exija una góndola o barca… es como si la mente rehusara pensar en grandes espacios para no echarlos en falta. Por ello, cuando al doblar alguna de las callecitas que desembocan en la plaza,La Plaza de San Marcos aparece, soberbia, inmensa, e indescriptiblemente bella… deja sin palabras.
En el mismo instante en que entramos, aceptamos por “paredes” los edificios que la guardan. Percibimos que sin ellos, La Plaza de San Marcos no sería nada. Sin explicación lógica la sentimos cual fémina engalanada que quiere enamorar para ser adorada.
Inevitablemente la vista “tropieza” con la elegancia del altísimo Campanile que se yergue recordándonos una época de piratas. Venecia, por sus riquezas, era una ciudad muy codiciada.
Sus soportales porticados ofrecen cafés antiguos tan históricos como la misma plaza.
Cientos de palomas, miles de turistas, el tañer de las campanas… y el inconfundible sonido del agua.
La Plaza de San Marcos, es hermosa, pero su grandiosidad intimida a mi soledad buscada. Me dejo arrastrar por el murmullo del agua, conduce fuera de la plaza, sitúa frente al Gran Canal… y en él, por la brisa del mar Adriático y por la Serenísima, su reina enamorada, me siento acariciada.
Un abrazo
https://maicarivera.com/la-plaza-de-san-marcos-venecia/
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